martes, 14 de agosto de 2007

"HABLANDOME BAJITO"



Vení,
salí en la foto.
Dale acercate, arrimate,
prendeme fuego las pestañas con tu respiración,
respirá sobre mis ojos,
respirá mi vista muda y haceme un mundo mas amplio.
Dale, ahora… disipame las nieblas.
Hablame en voz bajita,
tu historia contame, la de tus ojos,
pero siempre en voz muy bajita, por favor
sé que no querés el por favor, que eso es de afuera, no lo puedo evitar, perdoná,
pero dale en voz bajita,
para no despertar a los duendes que nos llenan de seda la habitación con su sueño cálido y rítmico, con su sueño de aventuras y frutillas con crema,
podés contarme las partes emocionantes, exitándote, pero siempre en voz baja,
cualquier cosa apretame el brazo,
o desembarcá del todo sobre mi pecho,
también podrías (y eso claro en las partes puramente narrativas) pasar tu dedo índice sobre mi rostro, simulando el camino que recorrías con canastas y me contabas;
todo un sistema de signos sería,
un amplio teatro de expresiones que baila al ritmo de tu voz,
pero hablá bajito, que sino no entiendo,
afuera todos hablan más fuerte y no se escucha,
y los duendes no pueden dormir y eso… y yo no entiendo nada de ahí,
pero vos sos mi afuera.
Ahora yo duermo un ratito pero seguí hablando,
¿sabés que mis sueños eran un desastre?
mas bien un chapuzón de cabeza al surrealismo más filoso y angustiante,
por aquel entonces soñaba con vos que gritabas ahí en la vereda y yo no escuchaba,
no escuchaba,
y me daba pena, y lloraba y soñaba grititos tan sordos, tan tuyos,
que no te conocía,
por eso seguí hablando despacito, por el bien de los cristales y los duendes,
más bajito, dale, no volvamos a no escucharnos,
porque ahí nadie te escucha, como te dije, nadie te entiende, y cada vez hay uno que habla más fuerte que vos, y es sucesivo, una especie de guerra de voces imantadas y sedientas de poder, que es interminable, infinita, grosera.

-tengo tanto miedo de que nos entiendan, de que nos oigan, racimo de plumas. Agotaron el oro, piratas, ahora buscan el silencio que vale todo, y se extingue, tan subversivos, tan silenciosos, que nos buscan, con ese abrazo, ese golpe duro de tiranos enfermos de ruido.

-tomate los gramos de melancolía que me quedan, yo te sigo hablando bajito, mientras mueren las velas. Ya dí tres vueltas de llave al espejo, acá estamos a salvo, ni los duendes roncan con su profundo sueño. Dormí un ratito, yo sigo hablándote bajito.

(TOMMM)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó
algún día hablame en voz bajita,
Besos Tomás.

EuFoRBicA dijo...

"... una especie de guerra de voces imantadas y sedientas de poder, que es interminable, infinita, grosera."

Yo imaginaba que así hablaban todos los argentinos...
Pero ahora imaginaré que casi susurras.

Ja!